Exilio Chileno
   

 

 

Exilio chileno, cultura y solidaridad internacional

Académicos y científicos

Los hechos de 1973 desparramaron por el mundo a investigadores y académicos formados en universidades chilenas, principalmente estatales. Una vez superada las barreras del idioma y cumplida la acreditación de títulos, muchos encontraron trabajo en universidades del extranjero, donde ejercieron como docentes, asesores técnicos o investigadores, en especialidades que van desde la microbiología hasta la filosofía.

El producto de esos años de trabajo se evidencia en importantes artículos publicados en revistas especializadas como así también en numerosos libros que recogen esa labor. Diversas tesis presentadas para obtener grados de maestría o doctorado rescatan también el quehacer de esos años. En varios casos el tema de las mismas está referido a Chile.

Pero más allá de los logros individuales alcanzados en el extranjero, la preocupación por el desarrollo cultural de Chile y de las universidades del país durante y una vez finalizada la dictadura, fue un tema recurrente para muchos de ellos. Lo anterior quedó plasmado en el libro Pour l' Université chilienne, trabajo preparado por un equipo de profesores chilenos y editado en 1975 en Francia, bajo el auspicio solidario del Sindicato Francés de la Enseñanza Superior.

La misma inquietud se refleja en la Carta a los universitarios chilenos, enviada el 10 de octubre de 1978 por académicos, intelectuales y profesionales exiliados a sus pares en el país. Esta se remitió también a personeros de organismos internacionales -UNESCO entre otros-, a los delegados militares de la Junta de Gobierno en las universidades chilenas y a los delegados estudiantiles designados por la Junta en esas casas de estudio.

En ese documento expresan textualmente: "Uno de los rasgos más sombríos de la tragedia de Chile es la enorme cantidad de intelectuales forzados a vivir fuera de su patria. Expulsados del país, desterrados de él por condenas injustas u obligados a abandonarlo por la intimidación cotidiana, la cesantía o la privación de medios materiales de trabajo y de la dignidad mínima para efectuarlo, ven su regreso arbitrariamente denegado o sujeto a exigencias degradantes y al capricho de la autoridad llamada a decidir su representamos un ‘peligro para la seguridad del Estado’ o han incurrido en el extranjero en ‘actos contrarios a los intereses de Chile’.

Todo esto importa la violación más flagrante, reiterada y extensa de los derechos del hombre y, en especial, del derecho de toda persona a vivir y trabajar libremente en su propio país, a salir libremente de él y de regresar a él libremente. Pero hay en todo esto algo más grave. Los miles de académicos, hombres de ciencia, artistas, profesionales y estudiantes impedidos de vivir en Chile son -junto a los que dentro del país no pueden ejercer sus profesiones y están obligados al desempeño de los oficios más diversos- parte importante del capital humano con que el país cuenta para planear, organizar y llevar adelante el proceso integral de su desarrollo. Constituyen, precisamente, la herramienta que todo pueblo se empeña denodadamente en forjar, a través de generaciones, para salir de su estado de atraso. Al dilapidar de manera inaudita ese potencial, el gobierno militar consuma un atentado contra los derechos de todo el pueblo de Chile.

Quienes suscribimos esta carta en representación de todos los académicos, científicos, artistas, profesionales y estudiantes chilenos privados de vivir y trabajar en su patria afirmamos, más allá de nuestros propios derechos individuales, el derecho de Chile a contar con el capital de sus intelectuales para emprender y llevar a cabo su propio desarrollo".(En "Carta a los universitarios chilenos". París, 1978, 7 p. Vicaría de la Solidaridad, Centro de Documentación, Santiago, Chile).

Notas / Bibliografía

 

 

 

 

 

 

 

 

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